PROYECTO PARA UNA POLITICA ENERGETICA NACIONAL Y FEDERAL.
Desde CEDEN (Centro de Estudios Energéticos) conformado por profesionales con experiencia en los distintos rubros de sector energético, nos proponemos desarrollar una idea/proyecto/análisis para la construcción de una política energética nacional y federal soberana que contribuya al crecimiento sostenido de nuestra economía en el largo plazo con sustento en el concepto de independencia energética.
Por ello, entendemos que la energía, tanto primaria como secundaria, es el gran vector para el desarrollo nacional futuro, y por la cual se están librando las disputas geopolíticas en post del sostenimiento del sector productivo. El desarrollo científico, tecnológico e industrial de un país, necesita del consumo de energía sostenible en el tiempo y no contar con la misma lleva a la dependencia energética de otros países que la produzcan, provocando grandes desequilibrios fiscales.
En este sentido, nos parece imprescindible dejar planteado en el presente documento, que la política energética que podamos desarrollar en el futuro para nuestro país, estará marcada por dos modelos contrapuestos:
A) el de un modelo de energía nacional, independiente y soberano como base para el desarrollo, que podrá tener una visión exportadora o no,
B) el de un modelo exportador neto de energía (materias primas) para el sostenimiento y desarrollo de industrias extraterritoriales e ingresos para los oligopolios energéticos locales, sin beneficios para la Argentina.
La energía, no es un sector aislado de la realidad que viven los países del mundo y sus conflictos internos y externos, sino por el contrario, está íntimamente ligado a su desarrollo nacional y estratégico. Asi, podemos ver como Rusia se ha convertido en un gran exportador de energía (petróleo, gas y derivados), pero que lo ha logrado gracias a un fuerte impulso e inversión del gobierno en los últimos 15 años con gran desarrollo en infraestructura (oleoductos y puertos) y tecnología moderna. Hoy los principales compradores de Rusia son China, India y Turquía (dos de ellos miembros plenos del BRICS). Desde que comenzó el conflicto con Ucrania, estos tres países aumentaron sus compras de petróleo ruso, y juntos ahora representan el 70% de todo el flujo de crudo de ese país transportado por mar. Ya para el año 2022 Rusia exportó hidrocarburos por u$s 71.5 mil millones, importando solamente u$s 221 millones convirtiéndose en el tercer exportador mundial. Era lógico esperar semejante crecimiento de Rusia ya que en su currículum vitae, Putin traía sobre su espalda una tesis doctoral sobre la utilización del petróleo como instrumento estratégico para lograr el ascenso de Rusia en el mapa geopolítico mundial, estrategia que aplicó desde el principio de su primer gobierno, utilizando como herramienta las colosales reservas de petróleo y gas que posee el extenso territorio ruso y la ubicación geográfica que la define como un país euroasiático. Este fuerte posicionamiento geopolítico sostenido por una política de exportación de hidrocarburos fue llevado a cabo por la empresa estatal rusa Gazprom. Esta política energética llevada adelante por Putin a partir del año 2000, ha permitido la mejora de la economía rusa y esto fundamentalmente porque ha logrado que la mayor parte de los ingresos por concepto de la venta de energéticos ingrese a las arcas del Estado y no a las manos de los oligarcas, que después de la desintegración de la URSS, se quedaban con las ganancias, lo que les permitió acumular grandes fortunas, evadiendo, además, pagar impuestos. China a su vez, es un gran demandante de energía dado su fuerte crecimiento sostenido en el desarrollo industrial y tecnológico, razón por la cual necesita de una búsqueda constante de insumos energéticos para hacer frente a la expansión económica global, ya sea mediante aumento de su producción o nuevos oferentes. Es por ello, que ya hace varios años, han empezado una planificación energética sostenida desarrollando nuevas fuentes de energía como las renovables o el sector nuclear que desplazan a la generación de electricidad a través del carbón. Allá por el año 2003, la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma de China estableció un programa de desarrollo de la energía nucleoeléctrica a largo plazo, cuya meta era lograr hasta el 2020 una potencia de 36 gigavatios de energía nuclear, buscando generar una energía mas limpia. Junto con otras iniciativas, China se propuso establecer la cooperación internacional en la explotación e importación de gas natural. En un acuerdo concertado con Rusia se firmaron contratos para la importación de gas natural a largo plazo y la construcción de un gasoducto desde la región septentrional de Siberia hasta China denominado Power of Siberia 1 que se está realizando con las empresas energéticas estatales Gazprom de Rusia y China National Petroleum Corp. de aproximadamente 3.000 km de extensión. La guerra con Ucrania, ha puesto una mayor oferta de gas ruso hacia China, razón por la cual, se firmaron nuevos acuerdos para poder ampliar la capacidad de transporte del gas ruso que en su mayoría iba a la demanda europea. En dichos acuerdos, se proyecta la construcción del gasoducto Power of China 2, que podría transportar a China unos 50.000 mm3 de gas al año.
Por otro lado, no podemos obviar dentro del análisis, que el comercio mundial relacionado a la energía, como principal sostén de los sectores productivos de los países, sobre todo en el tema de gas, petróleo y derivados del petróleo, se está produciendo la conformación de dos bloques bien claros y definidos: el del modelo occidental unipolar comandado por EEUU y su estructura con los países miembros del G7 y su modelo ampliado el G20 en un intento de acaparar las economías emergentes, con su brazo militar de la OTAN y la nueva estructura del AUKUS y el modelo multipolar conformado más recientemente por los BRICS con Rusia y China a la cabeza. Debemos observar que, con el triunfo de Donald Trump, la estructura occidental (G7,G20 y Otan) pueden llegar a tener modificaciones en relación a las nuevas relaciones de poder entre Rusia, EEUU y China. Ya pudimos ver que en menos de un mes de mandato de Trump, EEUU ya ha entablado dialogo con Rusia para finalizar la guerra en Ucrania, poniéndose sobre la mesa el tema territorial, comercial y el transito del gas a Europa, este ultimo de gran interés tanto para Rusia como para EEUU.
Posicionamiento de Argentina:
Una de las grandes preguntas que nos debemos plantear, es que posicionamiento debe o debería adoptar nuestro país respecto a este nuevo ordenamiento mundial.
En primer lugar, en este entorno de cierre de fronteras de la gran mayoría de los países y de fortalecimiento interno, nuestro país debería tener un cambio de mirada dirigida hacia un verdadero y fuerte desarrollo productivo nacional, quizás tanto o más que el desarrollo llevado adelante en el primer gobierno del General Perón, enfocada básicamente en la industria pesada, posteriormente desmantelada.
Por otro lado, debemos profundizar sobre las afirmaciones, por lo general provenientes de las empresas de la industria y sus economistas pagos (de ambos lados de la grieta), que versan sobre una Argentina netamente exportadora de hidrocarburos, basado en el desarrollo de Vaca Muerta, algo muy parecido a lo que se decía con el famoso pozo Loma la Lata, descubierto en el año 1977 y puesto en funcionamiento en 1980. Gracias a dicho pozo, se construyeron para el consumo interno los gasoductos Neuba 2 y potencio el Neuba 1, el gasoducto del Centro Oeste y los gasoductos regionales. Pero luego, con las privatizaciones ya realizadas y otorgadas las concesiones petroleras y descentralizados los recursos naturales en las provincias, se construyeron gasoductos de exportación como el gasoducto Andes, construido en el año 1997, con una capacidad de exportación de 10.5 mm3/día, llegando a un promedio de exportación desde el año 2024 de 7 mm3/día conforme datos de la Secretaria de Energía. También se construyeron para la exportación el gasoducto Norandino y el gasoducto Pacifico, ambos en el año 1999, este último, se extiende desde el original yacimiento de gas Loma la Lata, hoy el corazón de Vaca Muerta de la Cuenca Neuquina, hasta Talcahuano, en Chile. Asimismo, en la cuenca Austral, se construyó el gasoducto para la exportación de gas a la empresa Chilena Metanex.
En conclusión: en la época de apertura de la economía y otorgamiento de concesiones petroleras a los grandes conglomerados extranjeros en detrimento de nuestra petrolera de Bandera, se utilizó el mayor yacimiento encontrado en Argentina para exprimirlo, en beneficio de estos conglomerados y en detrimento de nuestra agenda hidrocarburifera que de sustento y apoyo a un proyecto estratégico nacional y soberano.
Escuchar sonar las campanas del gran proyecto de Vaca Muerta como lo fue el gran descubrimiento de Loma la Lata que data de 1918, en sus primeras investigaciones, nos hace reflexionar si en realidad no estamos repitiendo la historia de aquel entonces; adentrándonos en una política energética que solo beneficia al mismo sector que se benefició en los años 90. El gran dilema hoy no pasa por cuantos gasoductos de exportación podemos hacer para enviar principalmente gas a Brasil o en su proceso de GNL, ni tampoco cuantos oleoductos para la exportación de crudo por la zona de Bahía Blanca, sino cuanto gas y petróleo vamos a poder producir para que nuestro proyecto de país industrial, productivo, de valor agrada y pleno empleo pueda realizarse; y en el caso de poder tener excedentes exportables, que alianzas estratégicas nos convendría llevar a cabo. Hoy sin dudas, la proyección del bloque BRICS, comandado principalmente por Rusia y China, en acuerdos de cooperación mutua y a largo plazo en intercambios comerciales, podría ser una salida sostenida en el tiempo que nos de certezas sin intromisión en nuestra política energética.
Dr Juan Manuel Abud
Ex Gerente Gral Cammesa 2012-2015,
Dir de Enre 2012-2015 y participó en Nacionalización YPF.
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